Como si no fuera suficiente tener que entrar a un baño con el piso mojado (con agua, espero...); hediondo; oloroso (porque no sé bien qué quiere decir "hediondo"); sin espejo; con un chiflete que nunca se sabe bien de dónde viene pero que siempre nos hace recordar el famoso chiste de Seinfeld sobre que el amigo "se esconde como una tortuga asustada" o que frecuentemente nos toque al lado del pervertido que nos mira siempre, ahora, ¡en la facultad se les ha dado por instalar estos baños! Imagínense la presión que se siente para orinar: te está mirando el tipo de al lado, no hay tabiques de división y, encima, sentís la mirada femenina reprobando el tamaño de tu pobre instrumento urinario, que, para ese momento, sólo quiere que el partido termine rápido para volver a calentar el banco de suplentes e irse a casa lo más pronto posible.
Son baños para verdaderos machos... (con lo cual, más de la mitad del estudiantado nos quedamos sin toilettes... ¡¡Necesitamos un baño!! ¡¡Urgente!!)